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SUPERVISIÓN VS. AUTONOMIA EN EL ESTUDIO DE LOS HIJOS

Ayudar en los deberes o el preguntar a los hijos el temario tras su estudio, es una tarea más, que cada día los padres y madres realizan. Muchas veces, esas ayudas sobrepasan límites y se convierte en una tarea tediosa, desembocando además en dependencia del niño/a y la figura progenitora con el hecho de realizar la tarea.

Muchos padres y madres nos comentan que son sus propios hijos los que les dicen: “vamos a hacer los deberes mamá/papá”. Cuando esto ocurre, es cuando decimos que se ha pasado de la tarea de supervisión de los estudios de los hijos a la dependencia de éstos sobre la figura paterna /materna para hacer frente a ellos.

Debemos ser conscientes de cuándo estamos supervisando y cuándo controlando. Un niño o niña será responsable con respecto a sus tareas académicas si se les dota de los recursos necesarios para que puedan afrontarlo, y además, se les refuerza y hace responsables de ellas. Les hacemos un flaco favor si les cubrimos cuando se le olvidan apuntar las actividades y nosotros las conseguimos a través de otra mamá, o si constantemente les recordamos que tienen exámenes o trabajos que entregar.

Está claro que un hijo debe notar que nosotros estamos ahí por si lo necesitan, pero no debemos trasmitirle que las tareas escolares son nuestras responsabilidades, sino todo lo contrario.

De esta manera, ellos asimilarán que igual que papá y mamá trabajan y nadie les tiene que decir que es su deber, ellos, deben responsabilizarse de sus tareas escolares sin depender de sus progenitores.  Los hijos/as deben frustrarse, aprender de los errores (un olvido de examen, tarea…etc) para poder reflexionar y solventarlos. Si no dejamos que ésto ocurra, por miedo a los posibles suspensos, estaremos intercediendo en la tarea de responsabilidad que los mas pequeños deben tener con respecto a sus quehaceres académicos.

¿Cómo conseguimos que los hijos/as sean responsables para que la tarea de los padres se limite a la supervisión? A continuación, os dejamos algunas pautas para poder lograrlo:

  • Crear un hábito de estudio.

  • Hacer una lista de las tareas por hacer e ir tachándolas conforme se van realizando.

  • Estar pendientes de si se distraen más de la cuenta ya que esto a veces denota que nos entienden lo que tienen que hacer.

  • Facilitarles un ambiente positivo y cómodo para que no tenga miedo a preguntar cuando les sea necesario. ¡Ojo! Aquí tenemos que diferenciar cuando nos preguntan dudas y cuando demandan nuestra aprobación. Si estamos ante lo segundo debemos hacerles conscientes que ese nos es el camino, le reforzamos todo lo que hacen bien para que no tengan esa sensación de inseguridad y necesidad de aprobación por parte del adulto.

Cuando realizamos todo lo enumerado y, aun así, no se consigue los resultados esperados, debemos sentarnos con ellos y probablemente modificar el plan de acción. También sería adecuado dirigirse a un especialista para que pueda orientarle en herramientas para la organización y planificación del estudio.